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    Un paseo por la historia de Santander

    UN PASEO POR LA HISTORIA DE SANTANDER

    Santander, capital de la comunidad autónoma de Cantabria, emerge en el corazón de la bahía que lleva su nombre, considerada por la UNESCO como una de las más bellas del mundo. La ciudad se encuentra en la costa central de Cantabria y ofrece a todo el que la visita, una experiencia cultural única pero también unos parajes costeros y montañosos indescriptibles. En nuestro artículo Santander Información Práctica, te contamos todo lo necesario para preparar el viaje perfecto.

    Aunque los vestigios que se han encontrado en la ciudad sitúan sus orígenes en la época romana, en zonas cercanas como El Astillero, hay restos del importante pueblo cántabro. Los cántabros, protagonistas de las guerras cántabras en las que intentaron frenar la ocupación romana, habitaron no solo en la actual Cantabria, sino también en el norte de Burgos y Palencia, el noreste de León, el este de Asturias y en la parte más occidental de Vizcaya.

    Y sin necesidad de presentación, en las proximidades de Santander, encontramos varias de las cuevas con pinturas paleolíticas, todas ellas consideradas como Patrimonio de la humanidad de la UNESCO a todo el conjunto. La Cueva de Altamira o del Castillo, son una muestra única en el mundo del arte de nuestros primeros pobladores.

    Santander recibe en época romana el nombre de Portus Victoriae Luliobrigensium, y es que, uno de los valores más importantes de esta zona de la bahía, será ya desde sus inicios, la posición estratégica como ciudad portuaria en el mar cantábrico. Este hecho, marcará la historia de toda la región, y por su puesto de la ciudad de Santander, algo que queda patente en la actualidad, si te paseas por cualquiera de los hermosos puntos que conforman la costa de la bahía.

    Pero no solo la cercanía al mar tenía un importante valor, sino que la presencia de formaciones montañosas como el Cerro Somorrostro, protegían la parte norte de la Bahía de Santander de la influencia de las tormentas y vientos llegados del cantábrico, y resultaban útiles para observar y protegerse de posibles atacantes. Valor que sin duda utilizaron los romanos, ya que los puntos de la ciudad donde más restos se han encontrado son en la península de la Magdalena, en el promontorio de San Martín, y fundamentalmente sobre el Cerro de Somorrostro.

    La catedral de Santander, parada indiscutible en tu visita a la ciudad, es precisamente donde debemos acudir para observar el los orígenes de la ciudad. En el siglo VIII funda el rey Alfonso II de Asturias un monasterio, que más tarde, en el siglo XII, sería la Abadía de los Cuerpos Santos, y finalmente la catedral de Santander.

    Las diferentes etapas de la ciudad pueden verse en el templo, ya que sobre el suelo acristalado de la parte románica más antigua, la conocida como Parroquia de Cristo o cripta, podrás ver restos de antiguas edificaciones romanas. El abad de la medieval Abadía de los Cuerpos Santos fue desde 1187 nombrado señor de la villa por el rey Alfonso VIII de Castilla, por lo intereses castellanos de que el puerto de Santander, fuera uno de los principales puertos del territorio de Castilla para el comercio marítimo.

    Con el aumento de importancia de Santander, vino el crecimiento de la ciudad. Ya desde la Edad Media, se encontraba dividida en la Puebla Vieja, sobre el cerro, presidida por el castillo, la abadía y locales dedicados al comercio y la artesanía, y la Puebla Nueva en el plano más bajo y donde se crearon otros monasterios como el de Santa Clara o San Francisco, actualmente con otros usos o destruidos.

    La posición en el comercio marítimo europeo se hizo mayor cuando los puertos cantábricos de Santander, Castro Urdiales, Laredo, Vitoria, Guetaria, San Sebastián, Bermeo y Fuenterrabía crearon la Hermandad de las Marismas.

    Pero tras un periodo de crecimiento y esplendor, vino la caída de Santander, sobre todo a causa de las epidemias de finales del XV y finales del XVI, que diezmaron a la población. Será en el siglo XVIII cuando la villa vuelva de nuevo a florecer, sobre todo a raíz del mandato de la corona de construir un camino que uniera Santander con Burgos, el camino de las lanas, para utilizar el puerto como enclave marítimo comercial.

    La recuperación de la importancia de la villa en el panorama peninsular se hace patente cuando en el 1755 Fernando VI le otorga el título de ciudad y en el 1783 se crea el Consulado de Mar y de Tierra de la muy noble y muy leal ciudad de Santander, entidad que se encargaría de regular el tráfico marítimo con otras ciudades.

    Para inicios del siglo XIX, Santander era un puerto clave para el comercio y los intercambios con otros puertos europeos, pero fundamentalmente con las colonias españolas. En la organización del territorio peninsular en provincias de 1833, Santander pasará a ser provincia.

    Todo el avance y desarrollo de Santander como ciudad y como territorio, harán crecer una burguesía mercantil, que va asociada al crecimiento de la ciudad y su desarrollo urbano. Fiel reflejo de ello fueron los diferentes Ensanches que se llevaron a cabo desde el siglo XVIII, algunos de ellos tienen su recuerdo en las fachadas neoclásicas que observarás en tu paseo por la ciudad.

    Y es que durante los siglos XIX y XX, no solo la industria asociada al puerto tiene una importante extensión, sino que habrá un importante desarrollo turístico. Santander será vista por la alta sociedad de la época como un turismo de playas, pero fundamentalmente de salud, con sus estaciones balnearias.

    Desde comienzos del XIX, vivirá una etapa de oro, donde no dejará de crecer, con nuevos desarrollos urbanos, nuevas vías de comunicación, nuevos barrios y nuevos servicios. Recordando este tiempo de villa vacacional para la alta sociedad, los santanderinos se visten de época en la fiesta de interés turístico regional Baños de Ola, a mediados de julio.

    Durante todo el siglo XX, Santander crecerá, pero también sufre grandes cambios tanto en su morfología como el espacio urbano central y los usos de este. Estos cambios vendrán potenciados y se realizaran antes que, en muchas otras ciudades españolas, a raíz del gran incendio de 1941, que provocará la necesidad de reconstruir una gran cantidad de espacios en la ciudad.

    Este incendio marcó el cambio de rumbo de Santander, ya que obligó, dada la gran destrucción que provocó, a crear en muchos espacios, una nueva ciudad. Tal es la magnitud que supuso para el plano de la ciudad, que se ha creado una Ruta del Incendio, que con ilustraciones recuerda, emplazamientos emblemáticos previos, para que tanto el visitante como el local, pueda ver, el pasado desaparecido de la increíble capital cántabra.

    Santander es historia, con sus fachadas neoclásica, sus edificios medievales y su origen romano. Es presente, con edificaciones como el Centro Botín de uno de los arquitectos actuales de mayor renombre, Renzo Piano, que nos recuerdan el crecimiento todavía activo. Y es futuro, creando nuevos planes de mejora, actualización y puesta en valor, que se hacen visibles en la visita actual a la capital cántabra.

    Si quieres saber dónde comer o dónde alojarte en tú visita a Santander, no dudes en consultar nuestros artículos Dónde Comer en Santander o Dónde Dormir en Santander, de nuestra Guía Explora Playa de la capital cántabra.

    ¿Dónde está Santander?

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