IGLESIA DE SAN PEDRO HUELVA

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La Iglesia de San Pedro es la iglesia más antigua de la ciudad, se encuentra asentada a los pies del Castillo de Huelva, ya desaparecido, sobre los restos de una antigua mezquita árabe

El templo es de estilo gótico mudéjar, construido en el siglo XIV-XV. Aunque con el paso de los años ha sufrido varias transformaciones. El templo posee planta basilical, en la cual se distingue perfectamente dos zonas: naves y cabecera. A esto se le suma la construcción de la torre del campanario años más tarde. Esta última tiene su cimentación hecha de piedra, y a partir de ahí, inicia su construcción en ladrillo donde el contraste del color blanco de los fondos con el cálido tono del avitolado y del ladrillo cortado se finaliza con cuatro pilastras en los ángulos de la torre, placa conmemorativa y óculo circular.

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El cuerpo de campana está fraccionado en cuatro partes: con cuatro pilastras en cada uno de sus ángulos, dos a cada lado. El segundo cuerpo tiene dieciséis pilastras, cuatro en cada esquina de orden dórico con arquitrabe, friso y cornisa, y sobre este cuerpo se colocará el chapitel octogonal recubierto con azulejo vidriado en tonos azules y blanco y rematado por una veleta y cruz de épocas anteriores.

La iglesia está formada por tres naves, de las cuales, la central es la de más altura, tiene cubierta con artesonado de par y nudillo: por otro lado las naves lateras las cubiertas son artesonadas a un agua o en colgadizo. Estas se encuentran separadas por pilares sustentados por arcos apuntados con una gran altura, formando de este modo cinco tramos. Los dos últimos tramos se añadieron a comienzos del siglo XVI contienen el coro y el trascoro. Las dos naves laterales albergan a la mayaría de las capillas, siendo obra de diferentes artistas.

La cabecera se encuentra dividida en dos tramos; el presbiterio que es de forma ochavada y el antepresbierio de forma rectangular. Ambas zonas poseen bóvedas de crucerías labradas en piedra caliza, apoyados sus nervios en capiteles adheridos al muro y ligados entre ellos a través de una imposta corrida. La unión de los ods tramos se realiza mediante un nervio convirtiendo la iglesia en sexpartita. Los pilares que separan el primer tramo de la capilla mayor llevan adosados baquetones y forman el arco fajón interior, así como el arco toral, ambos de forma ojival.

Lo más destacado de la cabecera es la gran restauración que sufrió el altar mayor en 1646, consistiendo esta en la dora y limpieza del retablo. A pesar de ello en 1721 el retablo fue considerado antiguo y deteriorado, por lo que se mandaba construir otro nuevo, el cual fue encargado en 1722 a Antonio de Carvajal, quien se comprometió a realizarlo en dos años.

El diseño del retablo propuesto seguía el estilo de la época de los retablos-fachada, adaptándose a la perfección a la forma del testero, levantándose sobre un banco con mesa de altar y tabernáculo al centro, rematadas en sus medios por dos mensulones, en los que se levantaron cuatro estípites. Estos últimos dividen el cuerpo central en tres calles con hornacinas y ménsulas con tondos de imágenes.

La calle central tiene un mayor ancho que las calles laterales, en cuya parte baja se encuentra el tabernáculo de forma trapezoidal con adornos en sus ángulos de columnas salomónicas o retorcidas. Sobre el tabernáculo se colocan dos canarines superpuestos, uno dedicado a San Pedro y el otro en honor a Santa Ana y la Virgen Niña.

En las calles laterales, en hornacinas se hallan la Inmaculada Concepción y San José. Coronando el retablo mayor de San Pedro hay un gran ático semicircular separado del cuerpo inferior mediante un guardapolvo de gusto clásico mientras que la parte superior de ese ático va rematado con guirnaldas. Todo el ático se encuentra presidido por un alto relieve del padre eterno bendiciendo y sosteniendo la esfera de universo en su mano izquierda. Va acompañado en los laterales por las esculturas de San Martín de Porres y San Lucas.

En 1722 se produce un huracán que causó la demolición de la espadaña de cinco vanos. En 1755, tras el terremoto de Lisboa, se vieron afectados el cuerpo y capilla mayor, la espadaña y la casa del cura. En 1763, se produjo otro huracán que dejo daños en el campanario, el cual acababa de construirse, y la bóveda de la capilla mayor y el testero. Por último en 1973, tras un nuevo terremoto, el campanario acaba en ruinas y también se vio afectado el altar mayor.

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